Después de su estreno en Zaragoza, el pasado mes de septiembre, llegaba hace unos meses a la cartelera madrileña “Olivia y Eugenio”, una tierna historia de amor familiar interpretada por Concha Velasco y dirigida por José Carlos Plaza.; que permanecerá en el Teatro Bellas Artes hasta el 25 de enero.
Asistir a un trabajo teatral de la incombustible Concha Velasco siempre es sinónimo de calidad. Tanto si lo hace a ritmo del más trepidante musical, como si se enfrenta una intensa gesta histórica o se deja llevar por las risas más alocadas, esta magnífica actriz, continúa siendo uno de esos monstruos escénicos por los que no pasan los años.
En esta ocasión, y tras el aplastante éxito de su trabajo anterior como “Hécuba”, nos llega esa mujer tierna, entregada, insegura, vital, y a veces optimista, que tiene que enfrentarse a uno de esos momentos trágicos a los que todos tendremos que llegar algún día. Es entonces cuando nuestra vida se pasea ante nuestros ojos para hacer un balance de aquello que nos ha sido útil y de lo mucho que nos queda por recorrer todavía, pese a las nefastas circunstancias.
“Olivia y Eugenio” nos cuenta la historia de una mujer que rememora su pasado haciendo un ajuste de cuentas en todo aquello que ha compuesto su vida: su marido, el trabajo, la vida cotidiana, la familia, los amigos e, incluso, los famosos que circulan por las televisiones. De esta criba feroz, y a veces descarnada, sólo se salva su hijo Eugenio, ese que sigue estando a su lado, a pesar de todo, porque hay amores que no cambian y sentimientos que, día a día, se hacen más fuertes.
“Olivia y Eugenio” es un canto a la vida, al amor, a la esperanza, pero sobre todo una puerta abierta hacia la tolerancia sabiendo que, en nuestro pequeño universo interno, cada uno somos seres completamente distintos, capaces de amar más allá de nuestras aptitudes o limitaciones. Y es que Eugenio tiene síndrome de down, algo que pasa totalmente desapercibido cuando le vemos moverse tanto en la vida como en el escenario.
El autor de “Olivia y Eugenio” es el escritor peruano Herbert Morote y la dirección ha corrido a cargo de José Carlos Plaza que, según sus propias palabras, a pesar de los centenares de obras que ha dirigido, ésta será la que quede siempre más cerca de su corazón.