El Jardín de los Cerezos. Antón Chejov.
Versión y dirección: Jaroslaw Bielski
¿Cómo enjuiciar esta obra. Cómo comentarla?
Me hago esta pregunta porque Chejov siempre me ha conmovido. Siempre me ha llegado al corazón, ha removido mis sentimientos… Pero, en esta ocasión, no he pasado de una frialdad lejana, austera, seca y casi desagradable.
Técnicamente no puedo expresar más que aspectos positivos. El trabajo artístico es impecable; aunque si las sensaciones que nos han de provocar son similares a la piedad y lástima… A sentir la injusticia que comete el cambio social con esa familia de terratenientes… No podría decir lo mismo.
Socorro Anadón, en la piel de la dueña del jardín de los cerezos, otorga a este personaje una infantilidad irritante, una inconsciencia impertinente. Se merece ese destino. Nada ha hecho por ganar para sí y su familia ese tesoro. Todos permanecen impasibles, impotentes ante lo que se avecina. No saben enfrentarse al mundo… Porque siempre han tenido ese mundo a sus pies. son unos seres inútiles, vividores, parásitos… Tampoco estas características dan la validez al personaje interpretado por Raúl Chacón, para el que sólo cuenta el dinero. Él ha atesorado una gran fortuna a lo largo de su vida y puede comprar el subastado Jardín y también podría comprar el mundo si se lo propusiera. Hay un término medio en el que residen los valores, la ética, el civismo. La humanidad.
El cambio que se acerca es el imperio del capital. El cambio deseado es el valor de otro capital, el capital humano; al que debe mover sólo la sabiduría, la razón y la templanza.
El trabajo de esta compañía es verdaderamente bueno. Sin embargo no puedo reprimir ni evitar ese sabor agridulce que me provoca la sensación, quizá errónea, de que el autor quiere conmovernos con el drama que vive esa familia de terratenientes, clasistas, vividores….
