Tras tres años de colaboración e investigación, un grupo de actores se enfrenta a este montaje. Han superado un largo proceso de casting, han apostado por el rigor y la máxima exigencia para la crear un elenco total, y sentirse dispuestos a llevar a los espectadores este ritual pagano sobre la vida y la muerte que es Our Town, y por extensión, el teatro.
“Our Town” de Thorton Wilder. Bajo la Dirección de Gabriel Olivares. Un proyecto de Teatrolab/ El reló e Hiato Company.
En Grover`s Corner, un pequeño pueblo norteamericano de principios del siglo xx, la vida de sus habitantes -como las familias Gibbs y Webb- transcurre a lo largo del tiempo en una existencia sencilla, cotidiana, que oculta en su simplicidad el secreto de la vida y de la muerte. Y de la felicidad.
“Es un intento de encontrar un valor por encima de todo premio para los acontecimientos más pequeños de la vida.” Thorton Wilder sobre “Our Town”
Así definía el propio autor la premisa principal de su obra, todo un clásico del siglo XX; la función más representada en los EEUU, no pasa un solo día sin que en algún lugar del país se ponga en escena; un compendio de historia teatral en sí misma. Al éxito de su estreno en 1938, le siguieron el premio Pulitzer y la primera adaptación cinematográfica, junto a la traducción y representación en infinidad de países -en España en 1944, apenas cinco años después de su estreno- que no ha cesado hasta el día de hoy.
¿Cual es la magia de “Our Town” para hacerla no sólo superar el tiempo, sino afianzarse cada día, cada año, Grover`s Corner es un pequeño pueblo del este de los Estados Unidos, pero ha conseguido ser, con el paso del tiempo –ese transcurrir del tiempo tan importante para Wider- cualquier pueblo y todos los pueblos del mundo. El humanismo conmovedor de “Our Town” resulta igualmente comprensible para cualquier cultura, para cualquier tiempo y para cualquier espectador allá donde esté. Y es que este paseo por la vida diaria, cotidiana, de una pequeña comunidad del siglo pasado -un paseo que dramáticamente abarca 17 años y cuenta las vidas de 22 personajes- nos descubre con simplicidad, sin asomo de realismo, con un despojamiento cercano a la desnudez, con la verdad de la poesía, aquello que todos anhelamos y deseamos encontrar: el lugar donde se esconde la felicidad.
“Our Town” nos desvela que la felicidad y la alegría de vivir está en esos pequeños momentos (“un valor por encima de todo premio”) que pasan desapercibidos, tan corrientes que parecen carecer de significado: la pregunta de un niño, un gesto de cariño de una hija a su padre, un vestido recién planchado, una voz en una ventana llamando a alguien a cenar, un encuentro fugaz… Nacer, crecer, casarse, trabajar, tener hijos y morir. La vida y la muerte, vivir y morir.
El prestigio de Thornton Wilder era ya tanto en su época que llegó a impresionar al mismísmo Alfred Hitchcock cuando colaboró con él durante la escritura del guión de uno de sus films más redondos: “La sombra de una duda” (Shadow of a doubt, 1942). Novelista además de dramaturgo, ya ganador de dos premios Pulitzer -por “Our Town” en 1938 y por la novela “El puente de san Luis Rey” en 1928; luego conseguiría un tercero- , Hollywood se rindió a los pies del autor (y se rinde ante muy pocos).
A pesar de que su figura parezca ya un tanto lejana, es innegable la profunda influencia -“el carrusel de Wilder”, en palabras del crítico Marcos Ordóñez- que ejerce sobre el teatro mundial y también el español, a través de sus protagonistas más importantes. Fue el gran Luis Escobar, fundamental renovador de la escena patria durante los años 40 y 50, quien estrenó “Nuestro pueblo” siendo director del Teatro Español. Esa representación marcó a otro nombre esencial: Jose Luis Alonso –apenas un muchacho- quien siempre declaró haber decidido dedicarse al oficio de director teatral tras ver la puesta en escena de Escobar.
Thorton Wilder sigue vivo y no sólo en sus obras, también en su legado. “Our Town” es una obra coral: todos los personajes son imprescindibles para el desarrollo, no sólo de la acción, sino de la dimensión más profunda de la obra.
En el Teatro Lab dirigido por Gabriel Olivares, se lleva una labor de entrenamiento e investigación con la concepción del teatro como arte colectivo, basado en la colaboración de todos sus integrantes, siguiendo las técnicas y disciplinas desarrolladas por Anne Bogart con su compañía SITI Company. Trabajando sobre Puntos de Vista escénicos (entrenamiento para responder con intuición a lo que ocurre en cada momento en el escenario) y Suzuki (una rigurosa disciplina teatral que tiene influencias del ballet, el teatro tradicional japonés y griego, artes marciales y el flamenco) se descubren las capacidades innatas del actor, su “redescubrimiento” en el espacio escénico para conseguir la mayor expresividad, presencia esénica y compromiso físico y mental.
Intérpretes: Raúl Peña, Chupi Lorente, Alejandro Pantany, Mónica Vic, Ángel Perabá, David García Palencia, Efraín Rodríguez, Eduard Alejandre, Eva Higueras, Javier Martín, Gemma Solé, Elena De Frutos, Paco Mora y Roser Pujol.