La vida profesional del actor y director teatral Ricardo Moya, fallecido el lunes en Santander, su ciudad natal, a los 67 años, fue intensa y prolífica. Interpretó sobre todo papeles de reparto o mal llamados secundarios, pero también abordó empeños de alto calado como su conocido y elogiado monólogo El sueño de un hombre ridículo, de Dostoievski. Desde 2002 lo representó en numerosos teatros y ciudades e incluso tuvo una nueva adaptación en 2018 realizada junto a Mario Gas, un director que siempre tuvo a Moya como actor fetiche, algo que ponen en evidencia los numerosos montajes del director catalán en los que participó el actor, fallecido a causa de un fulminante cáncer de pulmón diagnosticado hace unos meses.
Ya estaba anunciado el próximo montaje de Gas, con un texto de Alberto Iglesias. Se había previsto para el 17 de febrero, en Los Teatros del Canal, el estreno de Los secuestradores del lago Chiemsee, un divertimento a modo de comedia negra, en la que Ricardo Moya habría compartido escenario con grandes actores como Alberto Iglesias, Gloria Muñoz, Helio Pedregal, Manuel Galiana y Vicky Peña.
Con el mismo director también desarrolló su último trabajo el pasado mayo en una reveladora versión del escritor Benjamín Prado sobre La hija del aire, de Calderón, y en la que Moya abordaba el papel de Tiresias. El montaje supuso su debut en la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Moya se licenció en Arte Dramático en el Institut del Teatre de Barcelona, y paseó su sólida profesionalidad por los más diversos autores, desde clásicos grecolatinos hasta rabiosamente contemporáneos, entre los que destacaron Buero Vallejo, Camus, Harold Pinter (muchas veces como actor y director), Eurípides, O’Neil, Esquilo, Bertolt Brecht, Wedekind, Valle-Inclán, Juan Villoro, Carlos Gil, Albert Boadella, Sacha Guitry, Jean Genet, Palau i Fabre, José Ramón Fernández, Dürrenmatt, Sófocles, Lope de Vega, Pomerance, Muñoz Seca, Max Aub, La Fura dels Baus y Sopena, entre otros muchos. Uno de sus proyectos más ambiciosos consistió en crear la Escuela de Arte Dramático de Cantabria, junto con Obdulia Peredo y Román Calleja. Con este último acababa de preparar un montaje en el que ya no pudo intervenir. Muy conocidos fueron sus montajes Pasión, en la población de Potse con ochenta actores, Tango por ciento con Constantino Romero, y El Rufián en la escalera de Joe Orton. Logró importantes reconocimientos también en su tarea de director, como en Viejos tiempos, de Harold Pinter estrenada en el Teatro Español con Ariadna Gil, Emma Suárez y José Luis García Pérez.