El padre del teatro catalán actual y creador de series míticas de la televisión catalana como Poble Nou o Nissaga de poder, Josep Maria Benet i Jornet, ha fallecido esta madrugada a los 79 años debido al coronavirus, enfermedad en la que había dado negativo en el test hace una semana. Papitu, que así le llamaban sus numerosos amigos, padecía alzheimerdesde hace algunos años y estaba ingresado en una residencia de Lleida.
Su hija Carlota, que recuperó la memoria de su padre y su dura experiencia con el alzheimer hace dos años en el libro Papitu. El somriure sota el bigoti (Columna), ha informado de su muerte en un tuit: “Esta madrugada ha muerto mi padre, Josep Maria Benet i Jornet, 79 años, de Covid-19. Ahora vuela libre”.
Benet i Jornet fue un nombre clave, decisivo para el boom que vive actualmente la dramaturgia catalana en todo el mundo, al ponerse a escribir teatro en catalán en los años de plomo del franquismo en los que la tradición parecía rota, cuando el silencio amenazaba su continuidad. Autor de obras como Testament, Desig, Revolta de bruixes y E.R., se convirtió en la correa de transmisión que unió a los grandes nombres que triunfaban antes de la Guerra Civil con las generaciones jóvenes y aún más jóvenes, para las que Papitu fue imprescindible no sólo por romper un silencio, sino también por acompañarles y aconsejarles después.
Pero Papitu no sólo se dedicó a las tablas. Nada menos que 117 obras de teatro y 4.493 capítulos de series televisivas, de las más famosas que ha tenido Catalunya, tenía registrados Josep Maria Benet i Jornet (Barcelona, 1940) en la SGAE, la Sociedad Generales de Autores y Editores, cuando le tributó un homenaje en 2016. Se afilió a ella el 30 de noviembre de 1964, justo cuando acababa de estrenar su primera obra teatral, Una vella, coneguda olor, aún en plena dictadura.Una obra de la que La Vanguardia escribía por su estreno en 1965: “Un drama áspero y sin concesiones.Nos muestra el retrato persuasivo de unas vidas que transcurren a ras de suelo. El ambiente,un barrio de humildes viviendas,tiene la fuerza realista de una pobreza material y espiritual agobiadora (…) José María Benet se nos presenta en esta su primera obra no ya como una esperanza sino como una firme realidad en el teatro vernáculo”.
Tras esta pieza ambientada en el Raval barcelonés de principios del desarrollismo –él vivió durante décadas en la ronda de Sant Antoni–, su carrera se centró sobre todo en el teatro, pero con el tiempo, tres décadas más tarde, llegaría la televisión, los culebrones de TV3, donde representaría a partir de 1994 una atrevida ruptura temática, atreviéndose con temas como la homosexualidad en series como Poble Nou, Laberint d’ombres, Ventdelplào Nissaga de poder .
“Una idea que tuvimos siempre con las novelas de TV3 –explicaba– era no hacer sólo historias que pudieran agradar, sino de algún modo educar al espectador y darle una visión de la vida más allá de cuatro pinceladas. Presentarle conflictos o maneras de ver la vida, que cosas que le pudieran crear angustia las viera de cerca.La homosexualidad, el cáncer, incluso la diabetes, que eso me lo pidió un amigo investigador del Clínic. No había temas tabú. No poníamos política porque entre el público habría muchas opiniones diferentes.Introdujimos incluso incestos. Que la gente quede horrorizada pero atrapada y que se expliquen las cosas”. Una dedicación tal que bromeaba que “durante muchos años la televisión ha sido mi mujer y el teatro mi amante, las dos muy queridas”