Dos veces Premio Nacional de Teatro y principal actriz del María Guerrero durante una década, fallece a los 84 años en Barcelona | El personaje galdosiano de Benina en ‘Misericordia’ encumbró a la intérprete, que trabajó a las órdenes de Miguel Narros, Adolfo Marsillach y Chicho Ibáñez Serrador.
La escena española pierde a María Fernanda D’Ocón. La actriz, nacida en Valencia en 1937, ha fallecido este jueves a los 84 de edad en Barcelona, según fuentes del entorno más íntimo de la intérprete. D’Ocón, una de las grandes de las tablas, fue uno de los primeros rostros de la televisión en España. Pasó la última Navidad en Valencia, donde conservaba una casa cerca de la calle Poeta Querol, según sus familiares. «Eligió esa zona para poder estar cerca de los teatros», recuerdan las mismas fuentes, aunque la actriz nació en la calle Pizarro. D’Ocón lo hizo todo en teatro y casi 50 premios así lo avalan: obtuvo el Nacional de Teatro, el Miguel Mihura, el Margarita Xirgu y el Ercilla, entre otros. Fue primera actriz del Teatro María Guerrero, dirigida por José Luis Alonso, durante una década. Allí protagonizó ‘Misericordia’ y el personaje galdosiano de Benina encumbró a la intérprete valenciana. El teatro marcó la vida de D’Ocón. No es una frase hecha sino un hecho constatable. La interpretación le cambió tanto en el ámbito profesional como personal. Primero se desprendió de su apellido real: en el DNI figura María Fernanda Conejos Gómez. Fue Carmen Seco, su maestra en el Real Conservatorio de Arte Dramático, quien le puso D’Ocón, el segundo apellido de la madre. A la salida de una de las clases, un compañero le propuso una función del Teatro Español Universitario (TEU). Lo hizo, tenía entonces 15 años. La propuesta surgió de Mario Antolín, quien luego fue su marido. En la España de aquel entonces nada era fácil, ni mucho menos dedicarse al teatro. Ella lo pasaba un poco peor porque se mareaba en autobús pero tenía reservado el asiento más cercano al conductor. Trabajó bajo las órdenes de Miguel Narros, Adolfo Marsillach y Ángel Fernández Montesinos, entre otros. Tocó todos los géneros: comedia, sainete, tragedia, drama o teatro musical. La maestría de la D’Ocón nunca tuvo freno y siempre contó con el aval de crítica y público. Desarrolló casi toda su carrera en el teatro aunque también tuvo una reconocida carrera en la pequeña pantalla. El cine, en el que debutó con la película ‘El alcalde de Zalamea’ (1954), una adaptación del clásico de Calderón de la Barca dirigida por José Luis Gutiérrez Maesso, no tuvo tanto peso en su carrera como así las tablas y la televisión. Casada con con el director de escena Mario Antolín, está considerada una de las grandes damas de la escena en España, primera actriz durante diez años del Teatro Nacional María Guerrero y galardonada con el Premio Mayte de Teatro, dos veces con el Premio Nacional de Teatro, otras dos con el Premio Miguel Mihura (1988 y 2001) y una vez el Premio Memorial Margarita Xirgu (1973). Sobre los escenarios, debutó profesionalmente con la obra ‘Maribel y la extraña familia de Miguel Mihura’. Trabajó a las órdenes de directores de cine como Luis Lucia y Pedro Lazaga. Con el primero dio vida a una de las monjas de la película ‘Canción de juventud’, protagonizada por Rocío Dúrcal. En 1988 estuvo nominada como mejor actriz protagonista a los Premios Goya por su papel en ‘Caminos de tiza’.