El director de escena será recordado por su trabajo por unir cultura popular y vanguardia y por revitalizar el Institut del Teatre de Barcelona.
El actor y director teatral Hermann Bonnín ha muerto a los 84 años. Una enfermedad fue apagando la vida de este maestro de fina ironía y voz pausada que ha corntribuido a renovar las artes escénicas catalanas desde hace cinco décadas y ha sido un referente para varias generaciones. Su muerte ha sido comunicada este viernes por su familia. Su hija, la actriz Nausicaa Bonnín Dufrenoy, ha destacado en un mensaje en twitter que su padre “ha hecho un mutis tan elegante y discreto como ha sido su vida, sin hacer ruido… ‘Escuchad este silencio’, decía su querido Joan Brossa.
Nacido en Barcelona el 13 de noviembre de 1935, Bonnín, que se graduó en el Instituto del Teatro de Barcelona, será recordado por su labor de “unir cultura popular y vanguardia”, tanto desde los puestos que ocupó al frente del Centro Dramático de la Generalitat o del Espai Brossa como dirigiendo montajes de Pirandello, Duras, Chéjov, J. V. Foix. “Es una pérdida sobre todo para el sector de las artes escénicas, pero también para la cultura en general porque era una persona visionaria y un revolucionario”, ha destacado Àngels Ponsa, ‘consellera’ de Cultura.
Aunque se encargó de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid entre 1968 y 1970, Bonnín se instaló poco después en Barcelona donde contribuyó sentar las bases y revitalizar el Institut del Teatre. Con él al frente, entre 1971 y 1980, se ampliaron las disciplinas y se contrató a destacados profesores internacionales. Tuvo una visión muy interdisciplinar del teatro, una concepción plural donde cabía todo, no solo teatro de texto sino también las marionetas, la danza, la poesía o el mimo…
Entre 1982 y 1988, estuvo al frente del Centro Dramático de la Generalitat y en 1998 fue cofundador, junto al ilusionista Hausson, del Espai Escènic Joan Brossa, que en 2010 se convirtió en La Seca-Espai Brossa, Fàbrica de Creació de l’Ajuntament de Barcelona. “Siempre recordaré su enorme ilusión”, ha señalado Jesús Julve, alias Hausson. “Es el director que más espectáculos de magia ha dirigido”, añadió. “Bonnín se entusiasmaba con proyectos y escenografías complejos que al final lograba encajar en en el pequeño escenario”, ha dicho recordando los años en el que la sala ocupaba un estrecho local cerca del Museu de la Xocolata. Disfrutó defendiendo el espíritu de su admirado Brossa en ese pequeño local que después se trasladó a la antigua fábrica de moneda, su sede actual. Como director de escena buscaba “lo esencial en el lenguaje. La depuración” pero siempre priorizando “la palabra viva, como decía Maragall”, resume Hausson.
Como director obtuvo el premio Sebastià Gasch del FAD con ‘Para Federico un son’ (1999), con textos de Federico García Lorca. Y un año después logró el premio Butaca por ‘La mà de mico’, de Salvador Vilaregut. A estos hay que añadir el ADB a la mejor trayectoria artística (1981), el Premio Ciutat de Barcelona en el apartado de teatro (2003) y el Nacional de Cultura del CoNCA (2013).
También fue un prolifico actor que trabajó en montajes como ‘El banquet’, ‘Qui té por de Virgínia Woolf?’, o ‘Electra’. Su debut en el cine llegó en 1987 con ‘La senyora’, de Jordi Cadena, con quien repitió un año más tarde en ‘És quan dormo que hi veig clar’. También actuó en películas como ‘El largo invierno’, de Jaime Camino; ‘La ciudad de los prodigios’, de Mario Camus, y en ‘Volverás’, de Antoni Chavarrías. Y en televisión participó en ‘La febre d’or’, de Gonzalo Herralde.