Tras su paso por el Teatro Marquina, en la temporada pasada, “Una boda feliz” cumple su segundo año y lo está haciendo en el Teatro Reina Victoria.
Dirigida por Gabriel Olivares y producida por Nearco Producciones y Olimpia Metropolitana, la obra (Le Gai Mariage) fue finalista en Francia como mejor comedia en los prestigiosos Premios Moliere.
Celine Tyll es Elsa, la novia de un vividor y mujeriego Enrique (Xabi Franquesa). Mientras que el papel de su padre es interpretado por Francesc Albiol. Al morir la tía de Enrique, éste tiene que casarse para heredar, pero como no se quiere comprometer con una sola mujer, decide hacerlo con su mejor amigo, Lolo (Agustín Jiménez) Ese matrimonio de conveniencia, para lo bueno y para lo malo, se convertirá pronto en una pesadilla.
Una boda feliz es un nuevo ejemplo del talento francés para crear comedias que saben llegar al público.
Los ingredientes: Cinco personajes bien diferenciados que ocultan más de lo que muestran, un detonante que creará una situación delirante y unos diálogos certeros y ágiles. El enredo y el buen hacer están servidos. Seguro, disfrutarán.