La balsa de medusa. Tiempo de ángeles exterminadores. Comentario.

medusa.marcial alvarez

LA BALSA DE MEDUSA.

Teatro Fernando Fernán Gómez

Autor: Antonio Escribano.

Dirección: Manu Báñez.

Intérpretes: Marcial Álvarez, Antonio de la Fuente, Antonio Escribano, Sara Illán, Mélida Molina y Rosa Vivas.

TIEMPO DE ÁNGELES EXTERMINADORES….

El ser humano es un ser social en tanto en cuanto tenga sus necesidades básicas satisfechas. Sin éstas, ése ser, llamado humano, se convierte en un lobo para el propio ser humano.

Un grupo de personas pertenecientes a la clase alta o burguesía, se reúne en la casa del Doctor Aliaga (Marcial Álvarez). El alcohol, la música y una alegría superficial se respiran en el domicilio de los anfitriones; A medida que la velada va transcurriendo, el miedo se apodera de los asistentes, hasta que no son capaces de abandonar el salón. Pasa una noche, un día, otra noche…. Y la desesperación y el caos se adueñan de la mente de esas personas, antaño, repletas de glamour y saber estar; El mayordomo (Roberto, Alberto, Ernesto o Julio…) domina la situación, comenzando a tratar de “tú” a sus “Señores”… Todos son iguales frente a la tragedia, al miedo, a la incertidumbre, al cambio.

“La balsa de medusa” es una obra de teatro intrigante, asfixiante, desconcertante. El espectador avanza en ese desasosiego, junto a los personajes, intentando buscar una salida, una respuesta a ese dilema.

La metáfora de la identidad humana que supone esta pieza teatral nos hace pensar, recapacitar y recordar que ante todo somos animales que quieren sobrevivir en un hábitat que nosotros mismos hemos hecho hostil. Animales que luchan entre sí por el agua si escasea, por un trozo de papel si no hay para todos; animales con pedigrí que se ahogan en un vaso de agua y Animales sin raza que sobreviven acostumbrados a la calle, a las tormentas, a los naufragios y a las inclemencias de una vida alejada del glamour y la riqueza.

Animales con pedigrí, acostumbrados a que se lo den todo hecho e incapaces de buscarse la vida y sacudirse el miedo de las patas.

Animales sin raza que alzan la cabeza cuando el miedo arranca de cuajo el pedigrí al otro ser que día a día “orina” en su rincón…

Hemos de recordar que Medusa era el nombre de un barco francés que naufragó el 5 de julio de 1816, sobrevivieron 147 personas en una balsa… Pasaron hambre, sed, canibalismo, hasta enloquecer; todas ellas murieron menos 15, durante los trece días que tardaron en rescatarlos. El autor ha llamado así, de modo obvio, a este magnífico ejercicio teatral, que repite temporada y que ha pasado de “La pensión de las pulgas” al Teatro Fernán Gómez; que ha pasado de una sala minoritaria a otra mayoritaria y más convencional; iniciativa que desde aquí aplaudimos, pues si el teatro es necesario, propuestas como ésta, lo son aún más.