«Desolados por la pérdida de nuestro admirado Gerardo Vera, un artista completo y un hombre del teatro que destacó en múltiples facetas: director, escenógrafo, y estuvo siete años al frente del Centro Dramático Nacional. El mundo de la Cultura y las artes escénicas pierde a un referente». Con estas líneas el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música anunciaba ayer la desaparición de Gerardo Vera, una de las más activas figuras de nuestra escena, que falleció en Madrid a consecuencia del Covid-19. En estos momentos preparaba una versión de «Macbeth», la obra de William Shakespeare. Puede que algo tuviera en la vocación artística de Gerardo Vera, nacido en la localidad madrileña de Miraflores de la Sierra en 1947, el hecho de que por su casa de Torrelaguna pasaran en los años cincuenta artistas como Sofía Loren o Cary Grant (su padre, explicaba él mismo en una entrevista, era un jefazo de la falange y prestaba su casa para que estos artistas se maquillaran o descansaran durante el rodaje de «Orgullo y pasión»). El caso es que, mientras estaba en la universidad estudiando Filología Inglesa y Literatura, le picó el gusanillo del teatro. Tras estudiar Teatro en Exter,
comenzó su andadura escénica en el grupo Tábano. Su trabajo derivó hacia la dirección artística, y el cine acaparó un tiempo su actividad: Intervino en esta faceta o como escenógrafo en películas como «Feroz» (1984), «El amor brujo» (1986) -con la que ganó su primer Goya-. «Divinas palabras» (1987), «Berlín Blues» (1988), «El rey del río» (1995) o «La niña de tus ojos» (1998), que le valió su segundo Goya. Al mismo tiempo, seguía su labor en el teatro y la ópera, con títulos como «Macbeth», en el Teatro de la Zarzuela, junto al director José Carlos Plaza. En 1992 rodó su primera película como director: «Una mujer bajo la lluvia», a la que seguirían otros títulos como «La Celestina» (1996), «Segunda piel» (1999) o «Deseo» (2002).
Pero Gerardo Vera se consideraba, por encima de todo, un hombre de teatro. En el año 2004 fue nombrado director del Centro Dramático Naciona. Dirigió «Divinas palabras», de Valle-Inclán, un autor por el que sentía devoción, en un montaje que sirvió para inaugurar el teatro Valle-Inclán.
Bajo su mandato se volvió la mirada del CDN a la dramaturgia contemporánea europea y estadounidense fundamentalmente: él mismo dirigió montajes como «Agosto», de Tracy Letts, o «La loba», de Lilian Hellman, además de obras del propio Valle-Inclán como «Cara de plata» y de Anton Chéjovcomo «Platonov». Tras dejar, a regañadientes, el CDN, montó su propia productora. Comenzó su andadura con la obra de Miguel Mihura «Maribel y la extraña familia». Después han seguido títulos como «Los hermanos Karamazov», sobre el texto de Tolstoi; «Sueños», sobre la obra de Quevedo. «Reina Juana», de Ernesto Caballero, con Concha Velasco como protagonista; o «El crédito», de Jordi Galcerán. Descanse en Paz. Gerardo Vera.